LOS ESTÁNDARES EN LA EVALUACIÓN DOCENTE
En estos momentos de competencia globalizada del perfeccionamiento de la calidad educativa en todos sus niveles, pero principalmente en el nivel medio superior. De ahí que el fracaso o el éxito de todo sistema educativo dependen en gran medida de la calidad del desempeño de sus docentes. La labor docente requiere centrarse básicamente en la satisfacción de las necesidades de la sociedad, relacionadas con la formación de ciudadanos capaces de adaptarse a entornos cada vez más cambiantes, en donde son calificados en razón de su participación social y productiva así como de su competitividad.
La sociedad demanda en los docentes una formación integral para ajustarse a los estándares inmersos en la globalización. El vocablo “estándar” en educación suele ser usado como sinónimo de “resultado” o “meta”, pero los significados giran en torno al desempeño de los docentes.
La evaluación del desempeño docente es un proceso sistemático de obtención de datos experimentales, con el objetivo de comprobar y valorar el efecto educativo que produce en la comunidad estudiantil con la ejecución de sus capacidades pedagógicas, control de emociones, responsabilidad laboral y la naturaleza de sus relaciones interpersonales con alumnos, padres, directivos y colegas.
El reto de toda institución educativa es diseñar los estándares que le permitan desarrollar una medición concreta del desempeño alcanzado respecto de la media que se obtenga en el subsistema a fin de poder reestructurar los procesos en los cuales se han denotado debilidades, con este fin las estadísticas comparativas marcaran la pauta para cambiar en mayor o menor medida las estrategias de enseñanza aprendizaje en el binomio de ejecución.
Desde el punto de vista de la construcción de estándares de desempeño docente, se debe cuidar que estos sean reales para la enseñanza, rigurosos de acuerdo a marcos de referencia internacionales de calidad, que incluyan niveles múltiples de ejecución, que expliciten claramente las competencias a alcanzar, que combinen conocimientos, habilidades y actitudes, deben ser escritos con claridad de tal manera de permitir la comprensión de todos los interesados en la educación, que permitan la diversidad de estilos pedagógicos y la búsqueda creativa de nuevas formas de enseñanza.
La evaluación docente, no debe verse nunca como una acción coercitiva, sino como un mecanismo que permita su desarrollo, para que de esta manera se fortalezca y eleve su nivel desempeño. Por esta razón, el sistema de evaluación debe tener un carácter de justicia y racionalidad, dentro de un marco de diálogo, impulsando y promoviendo la realización profesional, la autonomía y la colaboración entre los docentes.
Ing. Miguel Hernández Moralez
Presidente de la Academia Estatal de Matemáticas